El origen del término 'diseño'
Si preguntáramos qué es diseñar, concepto que nos envuelve en el día a día, sería complicado obtener una respuesta consensuada. Podríamos incluir a los diseñadores o profesionales creativos (barra productivos) con el objeto de buscar claridad ante el maremágnum de respuestas y definiciones y dudo que esta acción tuviera el efecto deseado.
Entenderé que el diseño sea una actividad viva y transversal al desarrollo de la sociedad, pero relativamente joven como disciplina dentro de la misma. Quizá esa ausencia, por momentos, de crítica e investigación, nos ha hecho mantenernos alejados de los valores fundamentales de la cultura clásica en este ámbito y obviar o desconocer que el propio concepto diseño tiene tintes mediterráneos en su origen, y que nació en España medio siglo antes de que en Inglaterra apareciera el concepto design, durante la época de la Ilustración.
«El concepto diseño nació en España medio siglo antes de que en Inglaterra apareciera el concepto design, durante la época de la Ilustración.»
Se crea como vocablo en el siglo XVIII a partir del italiano disegno (dibujo), definido ya como concepto que hace referencia a la actividad productiva. En las puertas de la industrialización, resulta muy interesante revisar el contenido exacto del término en aquella época: “la adecuación del dibujo a las exigencias de la producción mecánica y seriada, sin descuidar el buen gusto y el espíritu creador”.1
«“La adecuación del dibujo a las exigencias de la producción mecánica y seriada, sin descuidar el buen gusto y el espíritu creador” - definición de diseño en el siglo XVIII.»
Este hecho no es casual, viene promovido por Carlos III, con experiencia previa como rey de Nápoles en la promoción de manufacturas de alta calidad destinadas al consumo y la exportación. Bajo esta premisa en 1775 crea en Barcelona La Escuela Gratuita de Diseño, con el patrocinio de la Real Junta Particular de Comercio que con anterioridad había fundado la de Náutica, Química, Botánica, Física, Mecánica, Taquigrafía y la de Economía Política.
Se ratifica así la posición del diseño en los mismos parámetros que el resto de ciencias que protagonizan el desarrollo global de la sociedad. Años más tarde se crearán las escuelas de Madrid, Zaragoza y Tárrega, que servirían de modelo a muchas otras.
La constatación del término design no aparece hasta 1835, con la creación de la Norman School of Design de Londres, si bien su concepto data de 1777 con la construcción del puente de hierro en Coalbrookdale, por el maestro forjador Abraham Darby III2, dos años después de la creación de la Escuela Gratuita de Diseño, que junto a sus homólogas suponen el nacimiento del diseño industrial y el valor académico del diseño gráfico.
Volviendo a su etimología, la palabra disegno que se construye a partir del término latino lineamenta (hacía referencia a un croquis o dibujo explicativo) nació como referencia de arquetipo. Disegno en cambio hacía referencia “a la idea que se crea ante un proyecto, mientras se realizan los primeros croquis, se dibuja, se pinta o se esculpe.”, lo que en el siglo XVIII se venía denominando ya en los textos españoles como diseño recogido en el documento oficial de la Real Cédula de la creación de la primera Escuela Gratuita de Diseño.3
Mientras en español se asimiló el nuevo término, en italiano se expandió en la cultura popular y terminó haciendo referencia a lo que en castellano entendemos por dibujo, por lo que se puede encontrar que habitualmente emplean el vocablo inglés design. Excepto para el disegno industriale.
Y si en la cultura latina se constataba la diferenciación de vocablos para dos cualidades esencialmente diferentes como dibujo y diseño, ¿por qué actualmente sucede esto?, cabe deducir que la influencia anglosajona en este y otros ámbitos ha sido la dominante, y su capacidad de generar términos y significados culturales no es algo meramente asociado a la globalización actual.
Y es que un término vinculado hoy no solo a la conceptualización de ideas abstractas, si no al desarrollo de la tecnología moderna, no ha hecho más que ampliar su área de significado.
Tratando de buscar una respuesta universal, recurro al referente del diseño industrial Miguel Milá en su libro ‘Lo esencial. El diseño y otras cosas de la vida’, que desde un escenario de indefinición preindustrial análogo al expuesto en el siglo XVIII ejercía su actividad:
“En realidad todavía no lo sé. No lo sé porque creo que el diseño va cambiando. Por eso yo, con el tiempo, voy redefiniendo la idea que tengo sobre el diseño. Es decir, he aprendido a vivir con pocas certezas. También a administrar esas pocas verdades.”
“Tras pensarlo mucho llegué a la conclusión de que diseñar es ordenar y de que el diseño consiste en cumplir una función manteniendo la emoción, la emoción estética, todo lo que se soluciona con belleza es un buen diseño.”4
«Diseñar es ordenar.»
Fuente principal e idea original del escrito:
Identidad del Diseño de la Cultura Clásica Contemporánea -CCC- ante el humanismo en la era de las redes interpersonales. Sebastián García Garrido. Docente de la Universida de Málaga.
García Garrido, Sebastián, (2016) Artes Visuales hacia la transversalidad de la Cultura, la Educación y la Creatividad (discurso de ingreso), Málaga: Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, pp. 33 y 34.
10 GARRUT, J.M. Breve historia de l’Escola de Llotja. Dos siglos de las artes del Diseño y de las Bellas Artes, Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, Barcelona 1976.
The Iron Bridge. Wikipedia.
Del pasado al presente. El Periodico.
Miguel Milá. Lo esencial. El diseño y otras cosas de la vida. Editorial Lumen.